Jueves, 23 de junio. Ya es jueves, noche de San Joan y en vez de ir a Ciutadella, hoy toca ir a Perm-36, que se le va a hacer. Siguiendo los consejos
de los chicos irlandeses y de una web de un italiano me voy medio pronto a la
estación, bueno lo que sería pronto para mí, 9:30. Hay costumbres que no
cambian ni de viaje y decido aprovisionarme en una market que hay delante del
hostal, pero resulta que solo es de alcohol, luego ya explicaré lo extraño de
los supermercados y las tiendas de alcohol. Y nada, así que me aprovisiono con
una bolsa de patatas y una tableta de chocolatina, que es lo único que venden
de comida allí.
Ya en la parada de autobuses, mientras espero me compro una
de esas empanadas rellenas de carne y que te dan alimento para un día.
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Estación de bus de Perm, o algo que se le parece. |
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Ahí está mi bus, nos vamos a Perm-36, si consigo bajar en el sitio correcto |
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Un paseíto que me llevará a Kuschino |
En la taquilla, enseguida compro el billete de ida por 299
Rb, y al llegar al bus, le digo al conductor que me pare en Kuschino aunque tengo mis dudas que me haya entendido. 2 horas después, diviso más o menos un
área de servicio que es donde me tengo que bajar y el conductor, extrañamente
se acuerda de mí y me para allí, en medio de la nada y me dice que camine por
una carreterita y que ya lo encontraré.
El día, aunque ni llueve no es ideal, pero por lo menos no
hace le calor del día anterior y por lo menos durante el trayecto, puedo
disfrutar de caminar por la campiña rusa, necesitaba salir de tanta ciudad ya.
A los 2,5km aparece Perm-36, y ya desde fuera se vislumbra lo que ha sido el
campo de concentración, las defensas, los edificios, la entrada, ya te puedes
hacer una idea de lo que se vivió allí.
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Caminando un poco por el campo, lo echaba de menos tantos días por la ciudad. |
Ya dentro del museo memorial, me recibo Dimitri, hijo de uno
de las personas que construyeron el campo y que vivió en Kuschino, y que me
hará de guía, pues sabe más o menos, expresarse en inglés y aunque me dan un
audioguía, le hace ilusión acompañarme por aquello de ser español y que pocos
españoles van por allí, eso sí, como fotógrafo no se ganará la vida.
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Vistas de las casas del campo |
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Antigua entrada al campo, a la izquierda el edificio principal |
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Placa con el nombre del campo |
Dimitri me acompaña durante una hora con relatos e historias
realmente muy duras, sobre los prisioneros, que empezaron siendo pequeños
ladrones y gente que había cometido algún crimen, a presos políticos, y como
tanto el ejército como la KGB controlaban todo lo que hacían y evidentemente
las condiciones muy duras en las que vivían. No hay que olvidar que Perm está
en medio de los Urales, una de las zonas más frías de Rusia, y una de las zonas
donde habías más campos de este tipo, más incluso que en Siberia. La sensación
que vives es brutal de desasosiego, pero es de un mérito tremendo que esta
gente haya sido capaz de rescatar de su historia más negra este tipo de museos
y muestren al mundo parte de sus vergüenzas históricas … en España en este
sentido tenemos mucho que aprender de esto, tanto por la Guerra Civil, como por
los campamentos de prisioneros políticos del franquismo; me da vergüenza que en
España seamos incapaces de reconocer estos pasajes negros de nuestra historia,
hemos de cambiar mucho aún.
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Imágenes del campo |
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Dorimtorio de los presos, ahora más vacía, hasta 50 prisioneros dormían en cada barracón |
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En una de las celdas de aislamiento, para presos especiales |
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Pensaba que Dimitri me dejaba encerrado allí... |
Después de una más de una hora, ya me despido de mi “amigo”
Dimitri como me llama él ahora, y ya es hora de volverme a Perm. Nuevamente
chino chano voy a la carretera general mientras como unas patatas con sabor a
pepinillo, era lo más normal que había en la tienda y me dirijo a la parada de
bus, y antes de llegar a la parada veo un bus que viene y que de repente para y
me dice que me suba, es el mismo conductor que me ha llevado antes y que me ha
reconocido y ha decidido para a recogerme, muy majo él, eso sí por 200Rb me
lleva a Perm… XD
Dos horas más de viaje, dormido, me llevan a de nuevo a
Perm, y ahora qué? Porque la ciudad la tengo vista y revista, y son las 17:30,
así que me voy a dar una vuelta a un parque que he visto mientras volvía de
Perm-36. Eso sí, todavía con la mente un poco cambiada por el campo de
concentración, aunque no me ha dejado tan mala impresión como los campos
de concentración nazis.
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De vuelta a Perm |
El parque no tiene mucho más, y como se pone a llover, me voy hacia el hostal, a descansar un rato,
y a comprar e imprimir mis billetes de tren, y ya luego ya veré donde puedo
cenar.
Para cenar, le pregunto a la chica de recepción, con la que
estoy hablando un rato e Perm, de Perm-36, del transiberiano, cuando aparecen
de cenar dos de los chicos irlandeses que todavía no se han ido, que se van esa
misma noche hacia Tomsk, una panzada de kilómetros, creo que son como 20 horas
o así en tren y me recomiendan un sitio para cenar, pero el problema es que
solo está abierto hasta las 21 y son las 20:45… con lo que no llegó a cenar
allí, y me voy a una especie de bar de madera, tipo taberna, de hecho se llama
la taberna, y experimento una de mis primeras cenas sin saber que he pedido,
pero todo con muy buen sentido del humor por parte de la camarera que no me
entiende ni yo a ella, bueno creo que yo un poco más que ella a mi. Al final,
he pedido un kebab de carne, empiezo a distinguir el pollo y la carne escrito
en cirílico, así que más o menos me hago una idea.
Y de allí a dormir que ya toca, que mañana salgo temprano
9:30 hora Moscú, 11:30 hora Perm, hacia Ekaterimburg, viaje de 3 horas y media
y por la noche a Tobolsk, unas 10 horas más. Así que mañana dejo los Urales y
me adentro hacia Siberia.