martes, 30 de agosto de 2016

Día 47 - La bonita villa de Pingyao

Sábado, 30 de julio. Nuevamente, a las 6:30 de la mañana pasa el revisor y me despierta: la próxima parada, la coqueta Pingyao.

El revisor, por momentos, me tiene controlado, parece que no se fia de que me vaya a bajar en la estación correcta, y me hace estar con él un buen rato, pero es muy divertido verle correr de un lado a otro. Pero bueno, ya por fin llegamos a la antigua estación de Pingyao, donde todo está cerrado y solo hay taxis o moto carros que te llevan por unos yuanes. Como tengo tiempo, y entiendo que no podré hacer el chet in a esta hora, decido ir andando, total, según la app maps,me estoy a unos 20min caminando del hostal, el Harmony Hostel.

Estación de tren de Pingyao, recién llegado

La ciudad todavía se está despertando, con lo que todos los comercios y tiendas siguen cerradas en la zona de extramuros de la ciudad, cosa que tampoco cambia una vez que entro entre los muros. Ya dentro, se puede ver lo especial de esta ciudad, todo casas bajas y antiguas, con una apariencia típica de la China antigua. Como todavía es pronto, me paro un momento a desayunar una especie de sopa, con unas bolas de pasta que no sé que son, pero que está muy rico, me he dejado llevar por lo que había pedido otros comensales de otra mesa. Pero realmente está muy rico.
Entrando por la puerta del Oeste de la ciudad antigua
Ni una sombra por las calles de Pingyao
 

Ya sí, a las 8AM me voy a hacia el hostal. El hostal se encuentra en una típica casa antigua, con un agradable patio y un aspecto muy bonito, creo que he triunfado con este hostal, o eso pienso.. Al llegar, la gente del hostal han perdido mi reserva, ya que parece que han cambiado el sistema de reservas, o eso me dicen, y tengo que recuperar la reserva que hice en su día. AL ver que la reserva es para dormitorio, me comenta que desde hace un par de meses, el dormitorio está en otro edificio, más céntrico y que en unos minutos me llevan en coche. Vaya, creo que mi gozo en un pozo; aún así, aprovecho para dejar la ropa sucia, que ya no me queda casi nada limpio.

Camino el hostel, empieza a desperezarse la ciudad
Preparando la ropa sucia en el patio del hostal
Y efectivamente, cuando llego al nuevo sitio, el edificio no es lo mismo, es un bar en el que en la parte de arriba hay unos dormitorios, y en los que estoy más solo que kung fu. De todas formas, el chico que lleva tanto el bar como el hostal harmony 2, es bastante eficiente y amable en contra de la encargada del otro, que era bastante seca, con lo que al menos, algo bueno me llevo.

Aunque al llegar al hostal, he visto que que ya empezaban a abrir los comercios, me quedo un rato en el hostal mirando que ruta he de hacer en Pingyao y tratando de cambiar el billete de tren, ya que en en el coche que me ha traído hasta el hostal, iban también una pareja española, que se iba ya a Xi'an, y que me han dicho que con un día, Pingyao hay de sobra. Con lo que les haré caso.



Así, sobre las 10-10:30AM, me voy a dar una vuelta, haciendo una parada en una cafetería Shrew coffee, donde me sirven, que yo recuerde, el café mejor decorado de mi historia.

Mi café ... me daba pena tomarlo...
Con un café el mundo se ve diferente, y me voy a visitar la ciudad, que por lo que leo, se necesita un pase diario, para poder entrar a los diferentes templos, edificios, museos, etc, que cuesta el módico precio de 150 yuanes, pero que sin él, pues como mucho puedes dar vueltas por la ciudad, que no parece muy grande.

Camino hacia el templo de Cheng Huan.
Por suerte, al lado del Shrew coffee hay uno de los templos más interesantes que ver en la ciudad, el templo de Cheng Huang, y puedo comprar el bono diario, sin tener que ir a una de las 4 puertas de acceso a la ciudad antigua.

Por suerte pude comprar el bono en el templo.
El templo de Cheng Huang es un templo taoista con tres áreas diferencidas y que ha sido reconstruido varias veces, pero siempre manteniendo el estilo de la ciudad, a modo tradicional.


Una de la zonas del templo, con los 12 signos del zoódiaco chino. A la izquierda,mi signo, el Caballo.


Sistema de riego bastante original
La puerta de salida, bastante pequeña, con un teléfono al lado!!! 
Vistas de los tejados de Pingyao, desde las alturas del templo.
Ya volviendo a la calle, casi al lado, se encuentra uno de los murales más grandes dedicados a los 9 dragones y de allí me acerco a otro de los edificios emblemáticos de la ciudad, el templo dedicado a Confucio, parece ser que hay muchos templos en diferentes ciudades dedicados a este pensador.


El muro de los 9 dragones de Pingyao.
Estatuas curiosas que me encuentro por el camino
Entrada al templo de Confucio
 El templo, como casi todos, son un remanso de paz, sobre todo los de Confucio, a diferencia de otros, donde por culpa de la gran cantidad de gente que hay, se genera bastante ruido, pero no sé porque, este tipo de templos lo respetan más y guardan más silencio.

El templo sigue la tónica del anterior, no difiere mucho, salvo a que uno está dedicado a la filosofía y el otro a los dioses.

 
Una vez visto el templo, que en sí es bonito, pero como todo o casi todo lo interesante está en chino y no te acabas de enterar bien que era cada parte de la filosofía de Confucio, pues me vuelvo a la calle a dar vueltas, y a seguir descubriendo Pingyao.

Así me llego al cruzo de las calles principales, que en un ataque de originalidad, es llaman la Calle del Oeste y la calle del Sur. En este cruce y a estas horas, casi mediodía se puede ver la cantidad de gente que hay paseando por la calle, así como la gran cantidad de puestos de souvenirs, y restaurantes que hay en la ciudad. Decido bajar por la calle sur, donde además se encuentra otro de los atractivos de la ciudad, una inmensa torre que cruza la calle. Por desgracia no se puede visitar. 

Cruce entre Nan Daije y Xi Daije; calle del sur y calle del oeste
La torre que cruza la calle sur.
 Y después de cruzar la torre, me voy a comer algo. En Pingyao es típico comer una especie de ternera, pero bueno como no tengo mucha hambre, decido pedirme unos noodles en un bar que tiene poco de turista, de hecho me miran extrañados, debo ser el primer no chino que entra en ese restaurante, pero me sirven muy bien, y además me sirve para tomar un poco de aire, porque en la calle hace bastante calor, llevo ya varios días con este calor, pero bueno. Por cierto, para paliar un poco el calor, me sirven un buen vaso de agua caliente, al que le doy dos sorbos y poco más; al menos podría acompañarlo con un té o algo, pero en fin.

Ya con el estómago lleno me voy al edificio más importante de la ciudad, la casa del antiguo gobierno de la ciudad. De nuevo, un conjunto de edificios, donde antiguamente se legislaba la ciudad. Pingyao, por lo que he leído, era una ciudad bastante comerciante y bastante próspera, y era en este edificio donde se impartía justicia, se encontraba la prisión, la guardia de la ciudad, etc.

Patio principal del edificio. Al fondo el edificio donde se tomaba justicia.
 Mientras visito el edificio, asisto a una pequeña representación de un juicio de la época, bastante gracioso. Eso sí, en este edificio la cantidad de gente es infinita, y está, como no, lleno de grupos de turistas, a los que voy esquivando, para no estar en la aglomeración con ellos.

Pequeño espectáculo de un juicio de loa época.
 Después de recorrer las diferentes estancias, salgo a la torre, que tiene una estructura parecida a la torra de la calle Nan, y desde donde se puede observar la actividad de la calle.

 Y con esto, más o menos, ya he visitado lo más interesante de la ciudad, con lo que me voy a dar vueltecitas por la ciudad, no sin antes tomarme un cafe en el Cozy Coffee, otro bonito café.

Ya fuera del circuito turístico, me voy encontrando una serie de cosas curiosas, como niños tratando de aprender artes marciales, otro grupo de ancianos tocando música y cantando en la calle, tengo un vídeo donde cantan, pero realmente no lo queréis oir, y así varias cosas, hasta que llego a la muralla de la zona norte.

El nuevo Bruce lee de Pingyao 
Grupo de ancianos tocando y cantando canciones tradicionales.
La muralla, al igual que en Datong, se mantiene prácticamente intacta, se nota el esfuerzo por conservarla, tal es que no se puede pasear por ella porque está en mantenimiento, pero al menos ofrece unas bonitas vistas de Pingyao.


Muralla de Pingyao, y las torres de defensa de las murallas 

Calle del norte.
Como ya empieza a oscurecer, me voy un momento hacia el hostal, a ver al encargado y pedirle un taxi para mañana, para la estación de tren, ya que al final, con el cambio de horario he reservado para un tren rápido a Xi'an y la estación parece que está bastante lejos, o bueno no puedo ir caminando.

Oscurenciendo en Pingyao, los farolillos se encienden. 
En el hostal, me encuentro con el encargado, que tiene mejor aspecto que esta mañana, ya que cuando llegué lo había despertado, y aprovecho para pagarle y pedirle el taxi, que me responde que sí, que ningún problema, que a las 8 lo tendré allí. Y me vuelvo a ir para cenar, total, el hostal está en el centro de la ciudad, llego en unos minutos a cualquier lado.

Durante la cena, en uno de los restaurantes típicos que elijo al azar, me sientan con una pareja italiana, y durante un rato conversamos sobre la ciudad, China, etc, la verdad quye me hacen la cena bastante distendida, pero al finalizar, me dicen que se van a hacer la mochila para mañana y yo me vuelvo hacia el hostal, donde tomaré una cervecita con el responsable del hostal, que además dirije el bar y toca la guitarra y canta en él, este chico esta pluriempleado, pero bueno, no quiero hacer muy tarde que mañana vuelvo a la estación y a los trenes, esta vez dirección Xi'an, los guerreros de Terracota me esperan.



Mucho ambiente en Pingyao por la noche.

lunes, 29 de agosto de 2016

Día 46 - Datong y alrededores

Viernes, 29 de julio. Noche para olvidar. Efectivamente y como me temía la noche fue un pequeño infierno. Entre que la gente se movía, no tenía espacio y que cada estación aparecía el supervisor gritando el nombre de la estación apenas he podido dormir unas horas. Un desastre.

Estación de Datong, 6:30AM
Pero bueno, a eso de las 6:30 llegó a Datong, donde quiero ver el monasterio colgante y las cuevas de yunyang, donde hay esculpidos diversas imágenes de budha.

El problema va a ser ir a cada sitio, porque están en direcciones opuestas, y no tengo muy claro que llegue algún bus al monasterio colgante, a las cuevas sí, he visto que hay un bus urbano. Mientras lo pienso, como no, me asalta una nube de taxis y conductores que me ofrecen llevarme al monasterio por un módico precio, a negociar claro. Al final, como lo del bus no esta claro, y no veo mucho turista, decido negociar con uno de los taxistas, y al final, consigo que me lleve por 300 yuanes a los dos sitios, unos 40€.

Mi chófer habla muy poco inglés y como google translate no funciona, tratamos de utilizar el traductor del WeChat, una app china parecida al whatsapp, y más o menos nos vamos entendiendo.

El viaje hasta el templo colgante es de una hora y como llegamos temprano, aún no han abierto taquillas, que por otra parte mejor, porque todavía no habrá llegado la mayoría de los turistas chinos.

Templo colgante
El templo se puede ver desde abajo y es una construcción antigua en la mitad de una montaña, a unos 50m de altura. Realmente impresiona verlo y más impresiona ver desde arriba a la gente abajo y recorrer los balcones.


A los pies del templo

 

Recorriendo los pasillos del templo

 

El templo es un pequeño conjunto de estancias con diferentes imágenes de las 3 religiones que han pasado por esta zona, y está construido, principalmente, de madera. La verdad es que da un poco de miedo ir caminando por aquí, porque la seguridad es mínima, al menos a mi me impresiona.

Vista desde el templo
El templo colgante, en medio de la roca.
Finalizada la visita del templo y viendo el mapa de la zona, veo que me encuentro en la zona del monte Heng, o Heng shan, una de las 5 montañas sagradas para los chinos, así que le comento al conductor de ir hasta allí, son solo 2 km. desde donde estoy. Me dice que bueno, pero que claro, el tiempo de espera va a ser diferente, porque subir a la cima son como 2 horas y que le tendría que pagar algo más. Al final, lo dejamos todo en 350 yuanes, 50€.

Así que nos vamos al Heng Shan, a ver que hay. En nada nos plantamos allí, casi a las 10, y ya empieza a hacer calor, aunque sin la humedad de Beijing, de momento. Aparcamos arriba del todo, y me dice que me espera ahí, que suba y que ya volveré y me dispongo a subir al monte Heng.  

Inicio de la subida ... preparado para subir escaleras, muchas escaleras-
Uno de los primeros templos que hay en el monte Hen 
Como no, siempre un poco de incienso encendido.
Comienzo a recorrer el camino hacia los templos que hay por la montaña y que me llevará hasta la cima de la montaña; un bonito camino empedrado con escalones, muchos escalones. Voy a tener que acostumbrarme a subir escalones.

Según voy subiendo, casi toda la gente me mira extrañada, como preguntándose que hago ahi, y algunos, o bastantes, me piden hacerse una foto conmigo, no exagero si digo que en todo el trayecto, me paran entre 20 o 25 veces para que me haga una foto con ellos. Al principio es divertido, luego, según pasan las horas, se hace un poquito pesado, pero bueno, siempre acabo aceptando con una sonrisa.



El camino, cada vez va subiendo más y más, y entre que es todo subida, el calor y humedad que hace, y los cientos de escalones, creo que voy dejando un reguero de sudor por el camino. No es que sea muy duro, pero el calor es asfixiante. Por suerte, hay momentos que la vegetación cubre el camino y se puede respirar mejor. 

Cada cierto tiempo, me voy cruzando con algún templo que hay distribuidos por la montaña. La verdad es que solo pensar que hace un montón de tiempo, los monjes tenían que recorrer este camino, ya te da una idea de como debían vivir aquí arriba. Bueno, es lo mismo que la gente que vende refresco y comida, no sé como lo hacen para subir cargados hasta aquí la verdad, y por no decir la gente que se encarga de mantener limpio el camino, que cada cierto tiempo me cruzo con algún encargado de limpiar el camino, papeleras y el bosque, que es otra cosa que llama la atención, realmente está muy bien cuidado.

Seguía subiendo escaleras, eso sí esta vez a la sombra
Uno de los cuidadores de los monasterios.


Vistas de la subida al monte Hen

Una de las subidas más complicadas, unas escaleras casi verticales.

Finalmente, después de pasar por todos los monasterios y templos, ya me dirijo al tramo final, hacia la cima, como no, una subida de 30min por unas escaleras, que entre las paradas para pedirme fotos o preguntarme de donde era, y los escalones, se hizo un poco largo. Pero por fin llegué arriba, desde donde se podía ver la ciudad de Datong, y una nube gris de polución que se veía en el horizonte, el principal problema de China.


Las vistas del embalse desde lo alto del monte Hen
Al final, entre una cosa y otra, he tardado una 1:30 en subir. Eso sí, lo curioso es ver como hay grupos de chinos, que están subiendo, pero vestidos como si fueran a pasear por el parque, es decir, con zapatos, tejanos, vestidos, etc. Todo muy extraño.Y por supuesto, con paraguas para el calor.

Después de descansar un rato, ya me vuelvo hacia el coche, más o menos rápido, para encontrarme de nuevo con el conductor e irme a las cuevas de Yungyang. 

La bajada es mucho más rápida, en unos 45min ya estoy abajo, ante la sorpresa del conductor, que me dice que he ido muy rápido pero bueno, ya me dice para irnos a las cuevas, pero antes le digo que espere un segundo, que voy a comprar algo de beber en un puestecico y aprovecho para comprar algo de comer.

Para ir a las cuevas, tenemos que volver a Datong, y cruzar la ciudad, lo que será un viaje de una hora y media más o menos, con lo que aprovecho para echarme una siestecilla, ya que entre subir el monte Hen y que he dormido poco, me lo he ganado, además que el camino y la carretera no tiene mucho que ver.

Nuevamente, en Datong, cuando me despierto, vuelve el caos y casi casi es la parte del camino que más tardamos en hacer, cruzar la ciudad es realmente costoso, pero bueno, finalmente, llegamos a las cuevas. Como no, me deja al lado de la entrada, y quedamos en que lo buscaré por el parking cuando salga.

Para llegar a las cuevas, primero hay que cruzar por un templo budista, relativamente nuevo, pero bastante bonito. De todas formas, no me paro mucho en él, ya que hace bastante calor y me voy en busca del cobijo de las cuevas.

Entrada al templo



Así que una vez pasado el templo, voy hacia las cuevas. Es un complejo de unas 50-60 cuevas, donde en su interior hay esculpidas diferentes imágenes y estatuas de budha, con diferentes aspectos y tamaños. En cierto modo, me recuerda a la ciudad de Petra, en Jordania, no a Petra de Mallorca; eso sí, Petra es mucho más inmenso y hay más por ver, aunque el mérito de estas cuevas es ver como han esculpido las estatuas en el interior de las cuevas.

Una de las primeras cuevas que se pueden ver, aunque había varias que no se podían visitar


Una de las estatuas más grandes y mejor conservadas de las que quedan

Aunque hay muchas que se pueden ver, las más impresionantes se pueden ver pero no tomar una foto, ya que están coloreadas y quieren evitar que se desgaste el color con los flashes de las cámaras, que imagino con la cantidad de la gente que hay, pues puede ser un gran problema.






Diferentes cuevas con budhas interiores
Ya a media tarde, y después de ver a difeerntes tipos de budhas, me voy en búsqueda del conductor, para que me lleve de nuevo a Datong, a la estación de tren, a la que llegamos en unos 20 minutos. Allí ya se despide el conductor, y como todavía es muy pronto, mi tren sale a las 22:00 de la noche, dejo la mochila y me voy a dar una vuelta por Datong, de la que poco espero la verdad, todo lo que he visto cuando iba en coche de un lado a otro, son edificios altos, todos iguales, y mucho tráfico.


Un grupo de gente mayor cantando y tocando música en la calle
Motivando a sus trabajadores antes del turno de cena.
Edificios grandes y calles grandes en Datong
Al poco de ir caminando, llego a la parte antigua de la ciudad, que la rodea una coqueta muralla muy bien cuidada, aunque por la hora que es, no se puede subir a verla.


Ya en el interior de la zona antigua, me tomo un descanso a la espera de ver el mercado nocturno de comida, que imagino que será algo parecido al de Beijing, pero para mi desgracia está cerrado la mayoría de los sitios. Pero bueno, después de un café, me voy a dar la última vuelta antes de irme hacia la estación y casualmente me encuentro con una calle peatonal con bastantes tiendas, con mucho ambiente, y que acaba en una plaza donde parece que está todo el pueblo y que está muy animada, bastantes restaurantes y sitios de comida rápida, gente patinando, otros que alquilan coches y robots para moverse, muy divertidos. Está muy curiosa la plaza. 

Teatro local de Datong


Coches y robots de juguete para alquilar.

Pero bueno, ya es tarde y he de ir a la estación, que está a una hora caminando y decido ir en taxi, y aquí tengo mi primer desencuentro con el chino y el inglés, el taxista  no sabe nada de inglés, con lo que tardo unos cuantos minutos para hacerme entender y hacerle ver que quiero ir a la estación de tren. Al final lo logro, aunque creo que me da alguna vuelta de más para llegar allí, pero bueno, llego por fin a la estación, donde recupero mi mochila y al igual que en Beijing, para poder entrar en la estación, has de presentar el billete y el pasaporte. 

Ya dentro, espero al tren, en la sala de espera para el tren que me llevará a Pingyao, uno de los pueblos de China con mejor casco antiguo, o al menos de lo más tradicional.

Ya a las 22, sale mi tren, esta vez sí, en cama, en un compartimento de 6 abierto, pero bueno, al menos podré dormir estirado y espero que con no mucho jaleo.

Estación de tren de Datong
Gente en la estación de Datong escribiendo en el suelo, no me supieron decir que era, o al menos que yo lo entendiera.


Mi cama, y la gente entrando en el vagón, mucho mejor que la noche anterior.